Cuidado ambiental

La Columna Verde de La Razón publicada el 22 de mayo de 2012

http://www.la-razon.com/opinion/columnistas/Cuidado-ambiental_0_1618638125.html

Durante estos últimos años, pero este último en particular, debido al conflicto por la construcción de la carretera a través del Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS), la problemática ambiental se ha posicionado en la agenda nacional de una manera fuerte y particular. Si bien, en los años noventa se dio un fuerte impulso a las cuestiones ambientales con la promulgación de la Ley de Medio Ambiente, la Ley Forestal, la Ley INRA; los últimos años las cuestiones ambientales han recibido un nuevo impulso con la nueva Constitución, la Cumbre de Tiquipaya y la Ley de Derechos de la Madre Tierra.

Hoy en día existe una serie de contradicciones entre el discurso y las acciones; pero para quienes estamos interesados en las cuestiones ambientales, este debate es, sin duda, más que interesante. Es interesante porque la cuestión ambiental ya no es académica y de unos cuantos. Hoy en día, gracias al TIPNIS, es de toda la sociedad, de la prensa y de los políticos.

Si bien, la agenda hoy en día está dominada por el TIPNIS, lo cierto es que hay varias cuestiones ambientales que abordar, nuestro país está enfrentando un grave proceso de degradación asociado a un modelo de desarrollo de producción primaria de minerales, hidrocarburos y soya, sumado a obras de infraestructura y energía que, si no son llevados adelante acorde al discurso y a la Ley, provocarán daños muy difíciles o muy costosos de reparar.

Hoy se celebra el Día Mundial de la Biodiversidad, y la biodiversidad no debe ser entendida sólo como plantas y animales, sino como un todo, como una red que conecta la vida y la supervivencia de nuestra sociedad, la biodiversidad es parte de lo ambiental. Esta biodiversidad, siendo un país con un patrimonio natural tan grande, debe formar parte de la agenda.

En ese sentido, lo ambiental y la biodiversidad estarán en lo político en el futuro, ya no podrá hacerse política hablando sólo sobre economía, empleos, producción, sino también sobre nuestro medio ambiente y nuestra riqueza natural. Los políticos deberán prepararse más allá del discurso para ser propositivos, pues la sociedad esperará propuesta de ellos, y nosotros, como sociedad, deberemos conocer más sobre la problemática ambiental y nuestro patrimonio natural, sobre el importante rol que los sistemas naturales nos prestan, para que cuando las promesas ambientales lleguen, y llegarán, no nos vendan espejitos.

¿Economía verde?

La columna verde publicada en La Razón el 19 de junio de 2012

http://www.la-razon.com/opinion/columnistas/Economia-verde_0_1635436447.html

El tema más importante en la Conferencia de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente Río+20 es la transición de nuestra sociedad hacia la denominada “economía verde”. El Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) considera que una economía verde debe mejorar el bienestar del ser humano y la equidad social, a la vez que reduce significativamente los riesgos ambientales. Al mismo tiempo, sería aquella economía que “tiene bajas emisiones de carbono, utiliza los recursos de forma eficiente y es socialmente incluyente”. Esta propuesta impulsada por varios países, la cooperación internacional y varias organizaciones, es vista por muchos como la salvación para la deteriorada situación ambiental en la que nos encontramos. En la última década se han acelerado la crisis del clima, de la diversidad biológica, del combustible, alimentaria, del agua y, finalmente, del conjunto de la economía global.

La premisa básica para defender la economía verde se sustenta en que la errónea asignación del capital a la economía marrón (propiedades, combustibles fósiles y activos financieros estructurados) es el elemento central de estas crisis. ¿Enverdecer la economía es la solución? Existe una serie de factores fundamentales y profundos que evitan que ese enfoque sea la solución a nuestros problemas ambientales. El concepto de “economía verde” no sustituye al de “desarrollo sostenible”, y hay muchas más dimensiones en el desarrollo sostenible que la asignación del capital. Un punto clave tiene que ver con la distribución de la riqueza y la equidad: ¿dónde está la garantía de que a través de una economía verde se abordarán de manera sustancial problemas como la marginación social o la concentración de riqueza en unos cuantos? Resulta difícil creer que la transición hacia esta nueva propuesta podría lograrse cuando los que hoy manejan la economía marrón mañana manejarán la economía verde, y cuando el 2% de la población mundial concentra más de la mitad de riqueza global.

Un segundo factor limitante tiene que ver con la pluralidad de puntos de vista sobre cómo abordar los problemas de desarrollo y los problemas ambientales. En la Conferencia, los Estados actúan y negocian por un lado, las organizaciones de cooperación y ONG actúan por otro, y los movimientos sociales y pueblos indígenas por otro. No se juntan, no dialogan, no tratan de entenderse, no buscan en la pluralidad de opiniones las soluciones para problemas comunes. El problema de la inequidad en este contexto es también evidente. Mientras no encontremos la vía real, no burocrática, para dialogar entre todos, no podremos convenir una solución, que tomando en cuenta los límites naturales que la Naturaleza nos impone nos permita desarrollarnos plenamente en armonía para vivir bien.